Este artículo fue escrito por Hernán González quien es divulgador del ecosistema de criptomonedas. Voluntario en ONG Bitcoin Argentina. Creador de hernancrypto.com. Estudiante avanzado de Contador Público en la Universidad Nacional de Rosario.


Una tarde de 2021 recibí una llamada. Un profesor de mi universidad que me había visto con buena predisposición en el transcurso de su materia buscaba ofrecerme una pasantía para cubrir tareas administrativas en un espacio que él mismo dirigía.

Durante la charla, para conocerme un poco más, me preguntó qué hago fuera de estudiar mi carrera y le conté sobre mi labor de extensión educativa en relación a la CRIPTOMONEDAS. Inmediatamente preguntó: “¿Eso no está ligado a actividades un tanto oscuras, para evadir impuestos u otros delitos? No te dedicarás a eso, ¿verdad?

Esta persona había formado parte de un alto cargo en una institución deportiva de mi ciudad. Un coche policial custodiaba la puerta de su casa en respuesta a las amenazas que recibía a diario por parte de las mafias de la zona. Por si esto fuera poco, luego de ese período, pasó a ocupar un cargo estatal en un órgano de control de empresas que busca, entre otras cosas, prevenir el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo por parte de las mismas, y donde junto a otra persona eran los más altos posiciones en toda la provincia.

Rápidamente entendí el tono de broma en que me lo dijo, así que no me sentí ofendido en absoluto, aunque sé muy bien que algo de “eso es realmente lo que pienso” también estaba ahí. No acepté el trabajo, ya que no podía dedicarle tiempo.

Esta persona sabía exactamente cómo operaban las organizaciones criminales e incluso nos dio ejemplos reales en los que tuvo que actuar para desmantelarlas como cabeza de la organización. Pero, como dicen en Argentina, es muy fácil “sacar el archivo” o averiguar si alguien sabe del ecosistema o si no tiene idea de lo que habla.

es una realidad Después de casi 15 años de la puesta en marcha de Bitcoin como una red descentralizada, aún existe la idea de que las criptomonedas se utilizan principalmente para realizar transacciones derivadas de actividades ilegales.

¿De dónde viene este discurso tan frecuente y tan instalado en determinados grupos de la sociedad? Eso es lo que vamos a buscar. No pretendo aquí demostrar hechos que refuten esta idea, porque hay mucho material al respecto. Desde principios de 2020, cuando me sumergí en este ecosistema, comencé a encontrar ciertos patrones comunes entre las personas e instituciones que estaban a favor de este sermón y logré clasificarlos en dos grupos que detallaré a continuación.

Una forma de reconocerlos.

El primer grupo que identifiqué es el de “el ignorante”. Personas que hablan sin tener un conocimiento profundo sobre el tema. Como hablar es gratis, se convierten en “opinólogos” sobre un tema en el que no están capacitados. Conclusión: repiten discursos que escuchan de otros sin poder dar argumentos sólidos. Aquí encontramos ciudadanos comunes y también instituciones cuyos líderes no tienen la menor idea sobre las criptomonedas (sin exagerar).

He tenido la oportunidad de escuchar a altos directivos de bancos e instituciones financieras de relevancia en el Cono Sur en congresos de inversión. Obviamente, no se puede generalizar, pero me ha sorprendido más que escuchar la terminología básica que utilizan sobre el ecosistema de criptomonedas o, peor aún, reconocer públicamente que desconocen cuestiones fundamentales sobre su adopción y tomarlo con gracia.

No se suman a la ola principalmente porque están enfocados en lograr o mantener la prosperidad económico-financiera de sus entidades por la ruta tradicional de los productos que ofrecen, sin buscar ampliar sus horizontes y sin dedicar tiempo al tema, sabiendo que están perdiendo la posibilidad de adaptarse a la economía del presente y del futuro.

Y hay un segundo grupo al que llamo “el interesado”. Hay personas e instituciones que conocen muy bien las criptomonedas y que tienden a acumularlas, pero hay algo que las une: no quieren que sean muy adoptadas, por varias razones:

  • Porque tienen la intención de disuadir a otros de comprarpara comprarlos en secreto a precios más baratos y acumular más, como ha hecho el banco JP Morgan en innumerables ocasiones, por ejemplo, generando FUD en el mercado.
  • Porque imponen pautas para alejarlos de la sociedad.entidades o gobiernos, como lo ha hecho explícitamente el FMI (Fondo Monetario Internacional) en Argentina luego de postergar en múltiples ocasiones vencimientos de deuda con el organismo, proponiendo su desincentivo para utilizarlos en el país.
  • Porque crean un personaje de “villano” contra las criptomonedas por el beneficio que les otorga su fabricación y divulgación. Un caso muy peculiar es el de Peter Schiff, un personaje del ámbito de los mercados estadounidenses que ha aparecido en múltiples canales de televisión, cadenas y podcasts. denigrar el mercado de criptomonedas y, en otros momentos, defendiendo Bitcoin.

Otro caso es de Nassim Talebel célebre investigador que, habiendo escrito el prólogo en una de las ediciones del célebre libro “El patrón de Bitcoindel autor Saifedean Ammous (totalmente a favor de Bitcoin), desde hace un tiempo comienza a catalogarlo como “un tumor financiero que desaparecerá”.

Son casos raros, pero que existen y facturan muy bien, por cierto. Son los famosos “intelectuales contradictorios” del ecosistema, porque al fin y al cabo forman parte de él, aun cuando lo critiquen brutalmente como un medio ideal para delinquir.

Como verás, hay diferentes casos que son difíciles de clasificar en categorías, pero considero que dentro de estos dos grupos que armo podemos incluir a más del 80% de los detractores de bitcoin y otros activos porque es una alternativa. al sistema financiero tradicional para “evadir” el registro de ciertas maniobras maliciosas.

¡Maldíceme!

Las criptomonedas y sus redes son herramientas. Se puede usar un martillo para construir un mueble o para aplastarlo en la cabeza de alguien. Una red social se puede utilizar para asumir la responsabilidad de los ataques terroristas (como lo ha hecho el grupo ISIS a través de Twitter), o para construir una comunidad interesada en el desarrollo personal.

Históricamente, el ser humano siempre ha buscado a alguien responsable de sus propios males. O, mejor dicho, culpable. ¿Es culpa del martillo? ¿Es de la red social? ¿O la intención de quien los usa?

Criptomonedas y dinero fiduciario.
Las criptomonedas, como el dinero fiduciario, se pueden usar para bien o para mal. Fuente: stock.adobe.com.

Quien no esté dispuesto a investigar poniendo en práctica la frase “No confíes, verifica” (no creas, verifica) o, peor aún, quien recibe dinero por disentir e inventar sobre un asunto, difícilmente puede dar argumentos válidos sobre un tema tan delicado como el mencionado. Tanto una situación como la otra suelen dar lugar a la creación de una figura negacionista casi fanática que en ocasiones puede resultar peligrosa dependiendo del apoyo de su posición.

Como dice el refrán, “no hay peor sordo que el que no quiere escuchar”. Y añado: “no hay mayor hipócrita que el que acumula bienes y los difama públicamente, ni más torpe delincuente que el que usa redes de criptomonedas rastreables públicamente cometer delitos”.


Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresados ​​en este artículo pertenecen a su autor y no reflejan necesariamente los de CriptoNoticias.

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