Primero fue el vestido azul y negro (que algunos veían como blanco y dorado), pero no fue el único que generó polémica y discusiones, pero ¿por qué sucede esto?
En su momento fue el vestido azul y negro (que algunos veían como blanco y dorado), pero después hubo muchos más ejemplos de esta forma múltiple de ver diferentes colores de una misma imagen.
La última polémica vino por unas zapatillas, que muchos ven rosas y blancas, y otros grises y verdes.
El reto estuvo acompañado de una explicación “novedosa”: si lo ves rosa, usas más el lado derecho de tu cerebro y tendrás predilección por el arte, la creatividad o eres más imaginativo; En cambio, si los ves grises, utilizas más el hemisferio izquierdo y tus motivaciones son más lógicas y analíticas.
Este fue el Twitter original:
¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Qué colores ves en la primera imagen? ¿Color del borde y color del zapato? La explicación está en la segunda imagen. pic.twitter.com/9RJhQs8kZt— alex (@cesaral007) 8 de mayo de 2019
Esto es un engaño que no tiene base científica. Como explica Jordi Monés, oftalmólogo y retinólogo y director del Instituto de la Mácula y la Retina, “los colores en realidad no existen, son percepciones”. “Que los veamos de un color u otro depende de cómo es nuestro detector (la retina) y de todo lo que nuestro cerebro ha aprendido a lo largo de la vida”, explica.
Las personas tenemos tres tipos de fotorreceptores (células sensibles a la luz), capaces de captar colores y llamados conos. Estos se concentran en la retina, una especie de pared sobre la que se proyectan las imágenes que llegan a través de la pupila y el cristalino, como si de una pantalla de cine se tratara.
Pues existen un sinfín de variaciones que pueden alterar la retina, como la edad, enfermedades genéticas como el daltonismo o la composición del fluido interno del ojo, que pueden cambiar la forma en que percibimos estas imágenes. Sea como fuere, tras recibir esa percepción, la información llega a ambos hemisferios y no a uno u otro en función de nuestra supuesta mente creativa o analítica.
Según explicó el experto, todo el proceso “es un fenómeno totalmente cerebral y muy mediado por pequeños matices” que hacen imposible que dos personas vean el mismo objeto de la misma manera. Y no solo entre personas, también hay discrepancias según el ojo: el lector podrá comprobar en un ambiente bien iluminado que percibe el ambiente de manera diferente abriendo primero el ojo izquierdo y luego solo el derecho, o después de haberlo en la oscuridad o deslumbrados por la luz del sol.
El engaño del brillo y el contexto visual
El sistema visual es capaz de distinguir más matices entre tonos claros, lo que podría ser una de las respuestas más válidas que la explicación de los hemisferios. Y según la pantalla en la que se mire, puede parecer más o menos claro.
Además, nuestro cerebro tiende a recordar la primera imagen que vio, por lo que aunque estas circunstancias cambien, lo más probable es que sigamos viendo las zapatillas con los mismos colores que al principio.
Dejando de lado los efectos de usar diferentes pantallas o diferentes combinaciones de brillo, los científicos pueden dar más respuestas: “El sistema visual no está diseñado para hacer juicios absolutos, sino para hacer comparaciones”, escribe un grupo de científicos en “Bases biológicas del comportamiento”. “.
Por lo tanto, el contexto o el fondo de una imagen influye en cómo percibimos los colores y las formas. Esto es lo que pasa con las polémicas zapatillas: la fotografía original es ambigua, y cerca de un umbral no sabemos si estamos mirando una zapatilla gris bajo una luz rosa o una rosa bajo una luz azulada. Esto puede variar debido a cosas como el tipo de pantalla en la que vemos la foto por primera vez o la luz ambiental.
“Esto significa que para nosotros no es la intensidad absoluta de la luz proveniente de un objeto lo que lo hace parecer brillante u oscuro, sino la intensidad relativa de la luz proveniente del objeto en relación con el entorno que lo rodea. percepción de ese objeto. Asimismo, el color que percibimos de un objeto depende mucho de los colores que lo rodean”.
Los verdaderos misterios en torno a los colores.
En cualquier caso, aunque se conocen una serie de aspectos sobre cómo se procesa la información visual, “los neurocientíficos no sabemos cómo construimos el mundo percibido”, tal y como se afirma en el citado trabajo. Es necesario recordar que la visión es un sentido que depende del funcionamiento de muchas estructuras del sistema nervioso que son extraordinariamente complejas y perfeccionadas, y que la ciencia aún tiene mucho que aprender al respecto.
En conjunto, todos estos procesos nos permiten percibir aspectos tan variados como el color, el brillo, la profundidad, el movimiento o la forma. Algunas imágenes pueden ser agradables o peligrosas, pueden traernos recuerdos o pueden ser símbolos que forman palabras y luego pensamientos.También se han descubierto fenómenos asombrosos, como que no prestar atención a algo en particular puede volverlo invisible para nosotros y, por el contrario, algo importante y al que le prestamos mucha atención, se vuelve más visible y rico en matices.
En este sentido, es comprensible que los inuit dispongan de 22 palabras distintas para designar un color que siempre nos parece el mismo: el blanco, indicado ABC en español.