Hechos clave:
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Mientras Massa aboga por mantener el ‘status quo’, Argentina sigue en una caída inflacionaria.
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El BCRA está al servicio del gobierno de turno, que elige a su director y marca el rumbo económico.
El Ministro de Economía y candidato presidencial de Argentina, Sergio Massa, dijo recientemente: “No tener moneda, no tener una política crediticia, no tener autoridad monetaria está condenando a la industria argentina al fracaso”.
Este declaración proviene de quien dirige el rumbo económico de un país que actualmente enfrenta una inflación anual superior al 140%, cifra que pone en duda la eficacia de las políticas monetarias que promueve. ¿No es hora, entonces, de considerar alternativas?
El Banco Central de la República Argentina (BCRA), según su Carta Orgánicadebe operar como una entidad independiente, diseñada para establecer la política monetaria del país de manera objetiva y aislada de influencias políticas.
En el ejercicio de sus funciones y atribuciones, el banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional, ni podrá asumir obligaciones de cualquier naturaleza que impliquen condicionarlas, restringirlas o delegarlas sin autorización expresa del Honorable Congreso. de la NACION.
Carta Orgánica del BCRA.
Sin embargo, en la práctica, El BCRA es un ente al servicio del gobierno de turno, que nombra a sus directivos y fija cuál debe ser la política económica a seguir..
Los intentos de otorgar mayor independencia al BCRA han fracasado históricamente, sin excepciones duraderas. En palabras del economista Fausto Spotornolos cuales fueron reportados por CriptoNoticias, El Banco Central se ha convertido actualmente en una entidad “adicta a la emisión monetaria”. Esta emisión inorgánica para financiar al Estado, inevitablemente, provoca un aumento de la inflación y la devaluación del peso argentino.
¿Por qué puede ser una desventaja tener un Banco Central?
La reflexión sobre la necesidad de alternativas al sistema monetario centralizado se extiende más allá de las fronteras de Argentina. La crítica se centra en varios puntos clave.
Uno de los problemas más comunes asociados con muchos bancos centrales es su tendencia a financiar los déficits gubernamentales imprimiendo dinero, lo que genera inflación. Milton Friedman, un renombrado economista y defensor del liberalismo económico, argumento que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario.
La emisión inorgánica de dinero provoca la devaluación de la moneda. A lo largo de la historia se ha visto cómo la introducción de nuevas unidades monetarias hace que el dinero preexistente pierda poder adquisitivo respecto de otros bienes y servicios.
Un ejemplo de esto fue Estados Unidos, que durante la crisis del COVID-19 llevó a cabo una gigantesca emisión monetaria para paliar las consecuencias de la pandemia. Varios años después, las consecuencias inflacionarias de tal acción siguen sintiéndose.
En el caso argentino, los registros del propio Banco Central permiten ver, como se ve en el gráfico siguiente, que la base monetaria (cantidad de moneda en circulación y en reservas de los bancos) se ha expandido de manera parabólica desde la salida de la convertibilidad con el dólar en 2002.
Vale aclarar que esta ampliación de la base monetaria no es gratuita. Todos los argentinos “pagan” por ello, al ver cómo, como consecuencia, su dinero vale cada vez menos.
Además, aunque teóricamente son independientes, los bancos centrales de todo el mundo enfrentan con frecuencia presiones políticas. Esta falta de independencia puede conducir a decisiones que benefician a los gobiernos en el poder a corto plazo, pero son perjudiciales para la economía a largo plazo.
En el caso argentino, el frecuentes intervenciones del BCRA en el mercado para evitar el aumento del precio del dólar. Estas intervenciones consisten en vender parte de las reservas del país en el mercado, para intentar contrarrestar la demanda de divisas.
Es evidente que, si bien puede detener el rumbo del mercado momentáneamente, no puede hacerlo de manera constante (hecho que se puede observar en el siguiente gráfico). El mercado acaba prevaleciendo.

Finalmente, los bancos centrales, al tener cierto grado de autonomía y discreción, dificultan que las entidades externas auditen eficazmente sus operaciones y decisiones. El falta de transparencia y rendición de cuentas Con frecuencia conduce a decisiones que no redundan en el mejor interés de la sociedad o de la economía en general.
La moneda soberana, ¿valor práctico o simplemente un capricho nacionalista?
La noción de soberanía monetaria, es decir, la capacidad de un Estado para emitir y controlar su propia moneda, se considera frecuentemente un pilar de la independencia económica y política. Sin embargo, esta visión merece una perspectiva crítica, especialmente en el contexto de la actual economía globalizada y el nacimiento de una economía neutral y producto digital, tal como es bitcóin (BTC).
La idea de que un país debería tener su propia moneda se basa en la premisa de que el gobierno puede gestionar esa moneda de forma eficaz. Sin embargo, la historia económica está llena de ejemplos en los que la gestión monetaria soberana ha provocado graves crisis económicas. Argentina es un buen ejemplo de esto. La continua devaluación del peso erosiona el valor del fruto del trabajo de los ciudadanos. Se trata, por tanto, de un robo de tiempo y de energía vital a los individuos..
Esa devaluación, No sólo afecta a los individuos sino a la propia economía nacional.. Pues provoca fuga de capitales que, de otra manera, se invertirían dentro del país.
Para fines prácticos, La estabilidad y la preservación del valor del dinero son mucho más importantes que la idea de una moneda nacional. y la sociedad suele percibirlo así. Un ejemplo de ello es el caso de Ecuador, economía dolarizada desde el año 2000. Durante 23 años, han pasado gobiernos de todos los colores políticos, pero ninguno se atrevió a quitar la moneda de curso legal al dólar. Sería una medida tremendamente impopular.
También en países como Argentina o Venezuela se observa una dolarización de facto. Aunque el dólar estadounidense no es la moneda de curso legal, muchos bienes y servicios se valoran en dólares para evitar tener que actualizar constantemente las cotizaciones en moneda local. Para la población es irrelevante si el dinero con el que realizan sus pagos se llama “sucre” o “dólar estadounidense”. Lo que te interesa es que cumpla sus funciones.
La renuncia a la soberanía monetaria por parte de un país implica mayor responsabilidad en la administración y gasto del dinero y transforma la naturaleza de su intervención en el mercado. Sin la capacidad de emitir su propia moneda, un país debe gestionar sus recursos con cuidado. Debe controlar el gasto público y garantizar que sus políticas económicas sean sostenibles.
Pero esto no significa que someterse a una política monetaria exterior sea una solución mágica. Incluso si en un determinado momento histórico se adopta una moneda estable, como el dólar, también está sujeta a las decisiones de los Bancos Centrales, administrados por personas falibles y corruptibles, por lo que otros países podrían sufrir las consecuencias de sus errores.
Eliminar el problema de raíz, la solución necesaria
En tal contexto, eliminar el problema desde su raíz parece no sólo razonable sino también necesario. Mientras Massa aboga por status quoLa economía argentina continúa en caída inflacionaria., evidenciando la incapacidad de las políticas monetarias convencionales para ofrecer soluciones reales. Esa caída (o, mejor dicho, la pendiente actual de esa caída) tuvo su punto de partida en 2002, precisamente con la salida de la convertibilidad (política monetaria que estableció la paridad entre el peso y el dólar y que otorgó 10 años de estabilidad en los años 1990). .
Hay países sin moneda nacional ni Banco Central. Para ellos, la estabilidad económica no es un mito, sino una realidad cotidiana. Este es el caso, por ejemplo, de Panamá, nación centroamericana que no tiene moneda propia y utiliza el dólar estadounidense como moneda oficial desde 1904.
Según datos del Banco Mundial, el inflación en panamá En general se ha mantenido por debajo del 2% anual en los últimos años.. Además, ha experimentado un crecimiento económico constante. El Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá ha mostrado un crecimiento robusto en las últimas décadas, con excepción de desafíos globales como la crisis financiera de 2008 y la pandemia de COVID-19.
Al no depender de su propio Banco Central, Panamá evita políticas monetarias locales inestables o imprudentes. No está exento, por supuesto, de las políticas fallidas llevadas a cabo por el gobierno estadounidense, porque el dólar es la moneda de fuerza en Panamá.
Esta estabilidad contrasta marcadamente con la montaña rusa económica que Argentina ha experimentado durante décadas. ¿No es irónico que el ministro de Economía y candidato presidencial defienda un sistema que ha demostrado ser ineficaz?
Además, en un contexto de ausencia de un Banco Central y de libre competencia monetaria (que es la alternativa propuesta a las ideas de Sergio Massa), la expansión de lo que, al menos hasta ahora, ha demostrado ser la mejor opción: bitcóin (BTC).
Bitcoin, a diferencia del dólar estadounidense o cualquier otra moneda fiduciaria, ofrece características únicas que lo posicionan como una alternativa superior en muchos aspectos. Primero y ante todo, su emisión es limitada. El suministro máximo de bitcoins se fija en 21 millones de unidades, una característica programada en su código desde el principio. Esta limitación de la oferta contrasta directamente con la práctica de emisión monetaria inorgánica por parte de los bancos centrales que contribuye a la inflación y devaluación de sus monedas nacionales.

Además, La política monetaria de Bitcoin es transparente, predecible y prácticamente inmutable.. Cada cuatro años, el evento conocido como “reducción a la mitad” reduce a la mitad la recompensa por extraer un bloque de Bitcoin, un mecanismo que disminuye gradualmente la tasa de emisión de nuevos BTC. Esta previsibilidad es un antídoto contra la arbitrariedad y la manipulación política que a menudo caracterizan las políticas monetarias de los bancos centrales.
Otra ventaja importante de bitcoin es su naturaleza descentralizada. A diferencia de las monedas controladas por entidades gubernamentales, bitcoin opera en una red distribuida de nodos, lo que significa que ninguna entidad, incluido un gobierno, puede controlar o manipular la red. Esta descentralización garantiza la resistencia contra la censura y la interferencia política. Ofrece así una alternativa sólida y confiable para quienes buscan preservar su riqueza en un entorno económico inestable.
Es hora de considerar alternativas
Al reflexionar sobre el panorama económico argentino y la valiente propuesta de libre competencia cambiaria, es imposible no volver a las palabras de Sergio Massa. Su afirmación de que la falta de una moneda nacional y de una autoridad monetaria condenaría a la industria argentina al fracaso resuena con un eco irónico, dada la turbulenta historia económica del país bajo la tutela de un banco central fuertemente influenciado por la política.
En última instancia, lo que los funcionarios quieren preservar a través de la política monetaria es el poder de decidir el valor de la energía vital y el tiempo de las personas almacenado en dinero. Esto bajo el arrogante argumento de que saben más que el propio mercado (es decir, la confluencia de las acciones económicas de todas las personas) sobre cuánto debería valer el medio de pago generalizado.
¿No es hora de considerar alternativas? En lugar de condenar al fracaso a la industria argentina, Adoptar un sistema monetario diversificado y descentralizado podría ser exactamente lo que necesita el país para tener éxito en un mundo que se encuentra en un proceso acelerado de digitalización y globalización.