Este artículo fue escrito por Adán Dubove, quien es columnista, consultor y divulgador sobre Bitcoin. Es cofundador y director de Ichimoku Fibonacci, una empresa online enfocada en el asesoramiento financiero.

Las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) son el enemigo perfecto de Bitcoin. Si el auge de Bitcoin puede considerarse la reacción a los desastres monetarios llevados a cabo por los bancos centrales, junto con los gobiernos, entonces podríamos decir que las CBDC son la contrarreacción.

Es una buena historia para bitcoin. Un activo que ha sido descrito de innumerables maneras: dinero de calidad, inconfistable y resistente a la censura; oro digital; refugio seguro contra la incertidumbre económica; activo especulativo con baja correlación con otros mercados; internet de valor, etc., etc. La aparición de una nueva amenaza siempre es útil para concienciar sobre la importancia de Bitcoin. Sin un problema claro que resolver, sin casos de uso y con narrativas confusas, es más difícil que el proyecto llegue a buen término.

Lo cierto es que las CBDC son un proyecto incipiente, que ilusiona a gobiernos, pero también genera dudas. Uno de los problemas es el de la intermediación financiera. Hoy cuando tenemos dinero depositado en el banco ABC, el banco ABC es el que debe responder por el depósito, con el CBDC es el banco central.

Es así como una CBDC le permite al banco central tener un “control absolutode dinero, tal y como explica Agustín Carstens, gerente de Banks for International Settlements (BIS).

Bajo un régimen en el que CBDC es el único dinero disponible, los bancos comerciales ya no crearán dinero a través de la reserva fraccionaria. Y aunque, hasta el momento, ningún gobierno ha declarado abiertamente la intención de eliminar el efectivo u otros medios de pago para sustituirlos por completo por una CBDC, una implementación exitosa podría llevarnos a ese escenario.

un peligro latente

En África y Asia parecen estar encontrando suelo fertil. China, a la cabeza, está ejecutando un programa piloto con más de 260 millones de billeteras digitales para el yuan digital.

Mientras en el continente africano en Nigeria eNaira ya está en funcionamientoen Ghana y Sudáfrica están realizando pruebas, y en otra docena de países africanos hay investigación activa en el campo de las CBDC.

En toda América Latina, Brasil es quien lleva la delantera en desarrollo con una prueba de concepto casi completa con lo real digital. En Ecuador, el proyecto “Dinero Electrónico” fue cancelado, mientras que en Uruguay los resultados del proyecto piloto no satisficieron del todo a los funcionarios. Los mexicanos se demoran en lanzar un piloto, y en Argentina, por suerte, no hay noticias.

En Estados Unidos, el presidente Joe Biden ordenó recientemente acelerar la investigación de las CBDC, aunque para los funcionarios de la Reserva Federal son un “una solución en busca de un problema”. Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, le dijo al Senado de los Estados Unidos que está analizando “detenidamente, con mucho cuidado, la cuestión de si se debe emitir un dólar digital”. Los signos no son del todo claros.

Si bien la Unión Europea acaba de proponer una proyecto parlamentario lo que abre la puerta al uso generalizado de las CBDC, que ya están en pleno desarrollo, tanto para el usuario final como para mayoristas “mayoristas”, diseñadas para ser utilizadas por bancos e instituciones financieras.

Así vemos cómo son las CBDC un proyecto en marcha cuyo resultado final aún desconocemos. Una amenaza latente, pero que en ocasiones puede nublarnos sobre el peligro presente.

un peligro presente

Si bien las CBDC se vislumbran como una amenaza futura, existen otras CBDC que representan un peligro actual: las monedas digitales de bancos comerciales (ComBDC) ya están entre nosotros. Es el dinero que usamos todos los días cuando no usamos efectivo o bitcoin. El saldo del banco o una billetera digital, el pago con tarjeta de crédito, una transferencia bancaria, todos están denominados en ComBDC.

Los ComBDC avanzan a toda máquina. Veamos qué está pasando en los Estados Unidos. En 2016, el 31% de los pagos se realizaron en efectivo, Seis años después la participación del papel a la hora de realizar un pago se redujo al 18%. En Algo similar sucede en Europa: del 79% de las transacciones en efectivo en 2019, su uso cayó al 59% en 2022. La tendencia es global, y acelerado por los bloqueos masivos de 2020 y 2021.

El avance de los medios de pago electrónicos es inevitable. El economista Carl Menger, en Principios de economía política, explica que “todos los pueblos muy cultos, en los que en el pasado el ganado tenía el carácter de dinero, dejaron de utilizarlo al pasar del nomadismo a una cultura agrícola sedentaria y, posteriormente, a la industrial, sustituyéndolo por metales, especialmente aquellos que son fáciles de obtener y de oler”.

Así que tiene sentido. Siguiendo con la enumeración de Menger, podemos decir que en la era de la información, el dinero deja de ser un bien tangible y pasa al dominio digital.

El dinero fiduciario, en su formato digital, tiene muchas de las características atribuidas a las CBDC: las transacciones son rastreables, los fondos pueden congelarse o confiscarse fácilmente, los gobiernos pueden implementar políticas paternalistas o cualquier tipo de limitación en el uso de medios de pago electrónicos, como comida chatarra o cuotas de emisión de carbono.

No podrán obtener mayor control sobre la política monetaria, pero sí sobre el comportamiento de la población.

La trampa sigue abierta. Mientras exista el efectivo habrá una alternativa al dinero digital centralizado, ya sea en su formato de dinero bancario o CBDCs. Esto no durará para siempre, en unas pocas décadas el dinero físico desaparecerá. Es un hecho. Y con o sin CBDC, Bitcoin desempeñará un papel aún más importante que el actual como salida de emergencia de un futuro desfavorable para los amantes de la libertad.

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