Esta semana, el diputado peronista Verónica Valverde presentó un proyecto de resolución para que el Ministerio de la Producción, que realiza Rodolfo Vargas, Prohibir la exhibición de productos “no saludables” en las filas únicas, o “unifilas”, de supermercados e hipermercados de Mendoza.
En concreto, Valverde solicitó “que en los comercios mayoristas y minoristas que venden mercancías para consumo humano, utilicen el sistema UNIFILA para atender a los clientes en la fila de caja, Sólo podrán ofrecer, en las góndolas de dicha línea únicaentre otros artículos, la venta únicamente de alimentos saludables, frescos y/o libres de sellos“.
A estas alturas, el legislador de Las Heras no quiere que supermercados e hipermercados aprovechen las unifilas, que son de paso obligatorio, para ofrecer chocolates, caramelos, bebidas azucaradas y cualquier dulce que tenga uno o más sellos de advertencia del Ministerio de Salud. “Ponemos especial atención en la urgencia de brindar como Estado una política clara para incentivar a la población mendocina a consumir alimentos saludables”, justificó el dirigente peronista.
El de Valverde no es el primer proyecto que apunta a impedir la exhibición de productos no saludables en las filas de paso obligatorio de los supermercados de Mendoza: hace dos años, tres diputados radicales fueron quienes se quejaron: Daniel García, María José Sanz y Emiliano Campos.
En ese momento se trataba de un proyecto de ley, que nunca llegó a las urnas, en el que proponían la eliminación en líneas únicas de “todo tipo de chocolates, alfajores, galletas dulces y dulces, que contengan azúcar o jarabe de maíz de alta fructosa (…) yt“cualquier tipo de bebida que contenga azúcar o jarabe de maíz alto en fructosa, en cualquiera de sus formas, frutas artificiales o bebidas energéticas”. Y en esos lugares deberían exhibirse. “Productos saludables (sin etiquetas regionales)”.
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Los argumentos de ambas iniciativas son similares, señalando que los clientes son víctimas de una estrategia de marketing diseñada para satisfacer a los clientes mientras hacen cola, pero dejando de lado el factor salud. “Los mendocinos no son clientes del Estado, sino ciudadanos a los que hay que proteger de la simple visión del mercado que los insta a consumir incluso en contra de su salud, persiguiendo ganancias empresariales”, consideró Valverde.