En la era digital, las plataformas de streaming como Twitch han revolucionado la manera en que consumimos contenido, ofreciendo una ventana abierta a la interacción en tiempo real entre personas creadoras y espectadoras. Sin embargo, este nuevo horizonte de posibilidades no está exento de polémicas y desafíos, especialmente en lo que respecta a… sí, efectivamente, voy a abrir el melón del machismo en este tipo de formatos.
A menudo, los canales de streaming presentan contenidos que, intencionadamente o no, refuerzan muy mucho los roles de género, cosificando a las mujeres y promoviendo rivalidades tóxicas entre hombres, lo que plantea serias preguntas sobre el impacto cultural y social de estas plataformas.
En particular, el ámbito del gaming en streaming, con su creciente popularidad, ha sido criticado por perpetuar y a veces glorificar videojuegos con contenidos y narrativas machistas, donde los personajes femeninos son frecuentemente retratados de manera infantil, estereotipada y cosificada. Esta representación no solo afecta a la percepción de género entre los espectadores, sino que también influye en la experiencia de las creadoras de contenido, quienes a menudo se encuentran en ambientes hostiles y poco acogedores.
La importancia de discutir sobre este tema en plataformas como Twitch radica en su vasto alcance e influencia sobre una audiencia joven y moldeable, lo que convierte a estos espacios en potentes herramientas para la educación y el cambio social. Abordar estas cuestiones no es solo necesario para promover una comunidad de streaming más equitativa y respetuosa, sino también para desafiar y transformar las narrativas inherentes a los sexos que prevalecen en nuestra sociedad.
Por tanto, el objetivo de este artículo es triple: informar sobre las manifestaciones del machismo en los canales de streaming, sensibilizar sobre su impacto negativo en la audiencia y creadores de contenido, y proponer soluciones prácticas para combatir estas dinámicas y fomentar un ambiente más equitativo y respetuoso. Al sumergirme en esta reflexión, busco no sólo arrojar luz sobre un problema persistente, sino también inspirar un cambio positivo en la cultura del streaming y del mundo online en general. ¡Let’s go!
Audiencias y creadores
En primer lugar, analizaré qué tipo de personas, tanto creadoras como espectadoras, nos encontramos en este tipo de formatos. Me voy a centrar sólo en Twitch, como muestra, ya que si no esto se parecería más a una tesis doctoral y no queremos eso. En Twitch, las estadísticas muestran una plataforma en constante crecimiento y evolución. A lo largo de los años, la cantidad de contenido y la participación de la audiencia han aumentado significativamente. En el año 2023, se reportó que más de 7,3 millones de canales transmitían en Twitch cada mes, y la plataforma acumuló un promedio de 2.446.000 personas viendo transmisiones simultáneamente y un promedio de 93.300 canales transmitiendo al mismo tiempo. Estos números reflejan el gran alcance global que tiene esta plataforma.
La distribución de la audiencia en función del sexo en 2023, según datos de Statista, mostraba que ocho de cada diez visitantes de Twitch eran hombres, mientras que las mujeres representaban cerca del 20% del tráfico desde ordenadores. Este desequilibrio en relación al sexo de la audiencia es un aspecto importante que refleja las dinámicas sociales y culturales en el espacio del streaming en vivo.
En cuanto a los creadores de contenido, nos encontramos datos bastante similares a los anteriores. Según el último estudio publicado de julio de 2022 (que haya localizado) que recoge estos datos por sexos, casi el 80% de los creadores eran hombres y el 20% mujeres.
En nuestro artículo sobre los 20 streamers de Twitch con más seguidores del mundo podemos ver cómo sólo hay una mujer, Imane Anys (Pokimane).
Temáticas
Supongo que no soy la única que cada vez que entra en Twitch se encuentra con dos bandos muy diferenciados. Por un lado, a los verdaderos protagonistas de la plataforma, los hombres, que parecen estar como en casa (y lo están, de hecho). Charlando con su audiencia, haciendo música, arte y, sobre todo, jugando a videojuegos de todo tipo. También han llegado a salir de sus casas para hacer eventos de lucha, en los que son otros streamers los que se suben al ring a pelear, e incluso a dar las campanadas, vía streaming, como es el caso de Ibai Llanos.
Los streamers participantes en uno de los eventos de lucha online, la velada del año 3 organizada por Ibai Llanos, en Twitch.
Mientras que, por otro lado, nos encontramos a las mujeres que, en la mayoría de los casos, salen chupando micrófonos o en ropa interior bailando, haciendo deporte, tomando el sol, haciendo ASMR o, directamente, haciendo contenido de carácter sexual.
Es curioso porque según lo que he estado investigando, Twitch afirma implementar políticas para evitar contenidos de carácter sexual. La regla principal es evitar la desnudez total o parcial, así como la exposición de zonas íntimas del cuerpo, incluyendo el uso de ropa transparente o excesivamente ajustada que marque estas áreas. Existen ciertas excepciones a estas reglas, como en situaciones donde se está amamantando a un bebé o en transmisiones desde la playa, jacuzzi o piscina, siempre que se sigan las normas sobre la cobertura de zonas íntimas. Peeeeero, a su vez, es la propia plataforma la que ha creado la categoría ‘Pools, Hot Tubs and Beaches‘. Esta sección contiene emisiones donde predominan, en su mayoría, mujeres en entornos de playa, piscina o incluso habitaciones con jacuzzi -aunque no se utilice-. Como cabe esperar en este contexto, las mujeres de estos streamings van en bañador, bikini o prendas más ligeras que tapan lo mínimo permitido, haciendo deporte, tomando el sol, bailando, bañándose, etc. ¡Juzga por ti mismo!
Incluso el mismísimo ElXokas, que está lejos de ser una persona feminista, abordó en uno de sus streamings las dificultades que enfrentan las mujeres en estas plataformas, señalando que: «lamentablemente, parece existir una regla no escrita de que las mujeres deben ser atractivas para tener éxito en estas plataformas, dominadas mayoritariamente por audiencias masculinas«. Esta percepción refleja una dimensión del machismo que valora a las mujeres principalmente por su apariencia, dejando de lado sus habilidades y contenidos.
Un estudio de Streamscharts reveló que las mujeres streamers reciben un 22% más de suscripciones regaladas que los hombres streamers, indicando diferencias en cómo las audiencias interactúan con streamers de diferentes sexos. Esto puede sugerir que, aunque los hombres dominan en números tanto en creadores de contenido como en audiencia, las mujeres que hacen streaming pueden tener un engagement diferente o más intenso en términos de apoyo monetario a través de suscripciones regaladas. Es posible que la relación entre el machismo y la sexualización de las mujeres en la plataforma de streaming, dirigida a un público mayoritariamente masculino, influya en la disparidad en las suscripciones de pago. Es decir, los hombres pagan por ver streamings de esas mujeres, de hecho, es fácil observar en cualquiera de los vídeos mostrados anteriormente como la mayoría de los usuarios que escriben en directo tiene un username masculino.
Las jugadoras de videojuegos online existen
Obviamente, las jugadoras de videojuegos online existen, o como decimos en Galicia «habelas hailas». Las jugadoras de videojuegos en Twitch enfrentan barreras significativas y discriminación por su sexo en un campo dominado tradicionalmente por hombres. Aunque las mujeres constituyen casi la mitad de la comunidad de jugadores, con un 47% según la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), la realidad es que el 59% de ellas oculta su sexo durante las partidas online para eludir el acoso, de acuerdo con un estudio realizado por Lenovo y Reach 3 Insights. Además, tres de cada cuatro jugadoras dicen haber experimentado discriminación machista en estas retransmisiones, lo que las lleva a muchas a seleccionar avatares masculinos para evitar estas agresiones verbales.
EyraVlogs, conocida en la comunidad de Twitch como Eyra, comparte una experiencia demasiado familiar para las mujeres en el gaming: enfrentarse a una dualidad de comentarios, desde los que flirtean sin invitación hasta aquellos que subestiman sus habilidades por el simple hecho de ser mujer. En entornos competitivos como «Valorant», el acoso puede ser inmediato tras reconocerse su voz de mujer, lo cual deteriora la experiencia de juego y fomenta un entorno hostil. Eyra ha tenido que tomar medidas como silenciar su micrófono durante las partidas, para escapar de estas situaciones.
Otro caso similar es el de Esther, una streamer de videojuegos de 27 años, conocida en Twitch como Ewinor, que explica: «En el League of Legends mi nombre indica que soy mujer y por eso me han dicho de todo, que si las chicas no sabemos jugar o que me vaya a fregar«.
Análisis de las causas
Normas y valores culturales
Desde una edad temprana, se nos inculcan ciertas expectativas sobre cómo debemos comportarnos las mujeres y los hombres. Estos roles se reflejan y perpetúan en todos los ámbitos de nuestra vida, desde el cine, la publicidad, hasta los medios de comunicación, incluido el entretenimiento, donde nos encontramos a las plataformas de streaming. La representación estereotipada del género promueve una visión limitada y, a menudo, cosificadora de las mujeres, mientras glorifica la masculinidad tóxica.
Además, en la industria de los videojuegos, muy en la línea de la filosofía de Twitch, están repletos de narrativas y representaciones que refuerzan estereotipos de género, que sexualizan e infantilizan a los personajes femeninos. Esto no solo afecta la percepción de los espectadores, sino que también establece un estándar sobre qué tipo de contenido se valora y se promueve.
Dinámica de las plataformas de streaming
Los algoritmos de estas plataformas a menudo favorecen el contenido que genera más interacción, lo cual puede llevar a una mayor promoción de streamings donde salen mujeres sexualizadas para un consumo masculino. Este tipo de contenido puede atraer más visualizaciones y participación que otros.
Por otro lado, la naturaleza interactiva de las plataformas de streaming fomenta un ambiente donde la gratificación instantánea a través de likes, comentarios y donaciones puede influir fuertemente en el tipo de contenido creado. Esto puede presionar a las creadoras de contenido a ajustarse a expectativas machistas para mantener o aumentar su audiencia.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el anonimato. Los usuarios se esconden detrás del username y pueden fomentan la expresión de actitudes y comportamientos machistas. Las creadoras de contenido frecuentemente enfrentan acoso y comentarios degradantes, lo que no solo afecta su bienestar, sino que también desalienta la participación de más mujeres en este tipo de formatos. Digamos que no es un lugar seguro para nosotras.
Falta de representación
A pesar de que hay mujeres exitosas en Twitch y otras plataformas de streaming, la falta de referentes y representación sigue siendo un problema. Esto se debe a múltiples factores, incluido el acoso que reciben las creadoras, la presión para cumplir con ciertos estándares estéticos y la menor promoción de canales liderados por mujeres que no se ajustan a las expectativas de género tradicionales.
Políticas de las plataformas
Twitch ha implementado políticas destinadas a prevenir el acoso, el odio y el contenido sexualmente explícito. Sin embargo, la aplicación de estas políticas puede ser inconsistente. Aunque se prohíbe el contenido que sexualiza o degrada a las personas, la línea entre el contenido aceptable y el inaceptable es difusa, lo que puede llevar a una moderación inconsistente. De hecho, cuando entras en este tipo de contenidos te sale un mensaje como este:
Twitch utiliza una combinación de moderación automática y humana para revisar el contenido pero es insuficiente, ya que no actúan de manera suficientemente rápida o efectiva contra los canales que incumplen sus políticas, especialmente cuando se trata de contenido que bordea las normas pero no las infringe claramente. Además, aquí también entra en juego la subjetividad, ya que para algunos puede considerarse contenido inofensivo, para otros puede ser claramente machista o degradante. Y claro, por lo que sea, pues mantienen este tipo de contenido. No sé qué piensas tú pero yo estoy más en el barco de desconfiar, se nota, no?
Soluciones y recomendaciones
Para abordar este fenómeno en las plataformas de streaming y redes sociales, es fundamental implementar cambios en las políticas y en las herramientas de moderación. Esto comienza con una revisión y clarificación exhaustiva de las políticas existentes, asegurando que sean explícitas, detalladas y que cubran las diferentes formas en que se pueda manifestar todo lo comentado.
La mejora de los sistemas de moderación es otro aspecto esencial. Las plataformas deben integrar tecnologías de inteligencia artificial (IA) que sean capaces de identificar esta problemática tanto en el contenido, como en los comentarios. Sin embargo, la IA por sí sola no es suficiente debido a las complejidades y sutilezas del lenguaje y las interacciones humanas. Por ello, es importante contar con equipos de moderación humana que estén capacitados para entender los contextos complicados y las diferencias culturales, asegurando una interpretación más precisa y una respuesta adecuada a las infracciones.
La transparencia en la gestión de estas políticas y en las acciones de moderación también juega un papel crítico en la construcción de una comunidad de confianza. Además, es esencial invertir en la educación y en proporcionar recursos a la comunidad de usuarios y creadores de contenido. El objetivo es cultivar una cultura de respeto e inclusión, empoderando a la comunidad para que reconozca, rechace y combata el machismo de manera proactiva. Ya sé que esto que escribo se acerca más a una fantasía pero por algo se empieza, no?
Para ir terminando me gustaría añadir que el machismo en las plataformas de streaming no es solo un reflejo de las dinámicas sociales más amplias, sino también un reto que estas comunidades digitales deben enfrentar con determinación. A lo largo de este artículo, hemos visto cómo este fenómeno se manifiesta a través de la cosificación de las mujeres, la perpetuación de estereotipos de género y una cultura de acoso que desalienta la participación equitativa. Además, hemos evaluado la eficacia de las políticas actuales de moderación y la necesidad imperante de reformas para crear un ambiente más seguro e inclusivo.
A continuación, os dejo un vídeo del movimiento creado por Good Game en 2022 para visibilizar esta problemática y combatir los mensajes negativos que reciben las mujeres streamers a diario en todo el mundo por otros más positivos y optimistas:
Para que este futuro se materialice, es esencial la colaboración de las plataformas, los creadores de contenido y la audiencia. Las plataformas deben liderar con el ejemplo, revisando y actualizando sus políticas y prácticas de moderación, mientras que los creadores de contenido tienen el poder de moldear la cultura de sus comunidades. Por último, la audiencia juega un rol crucial al apoyar a los creadores comprometidos que denuncian el contenido y los comportamientos inapropiados.
Abordar el esta problemática es más que un acto de justicia social; es una inversión en la salud y el futuro de estas comunidades digitales. Los casos y ejemplos que hemos visto ilustran cómo el machismo se infiltra en diversas facetas de la vida cotidiana y el entretenimiento digital, no solo afectando las oportunidades y la percepción de las mujeres en las plataformas de streaming, sino también reflejando y perpetuando estereotipos y desigualdades en cuanto al sexo en la sociedad en general. Por ello, creo que la reflexión sobre estos temas es crucial para avanzar hacia una cultura digital y una sociedad más equitativa y libre de discriminación.
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