Hechos clave:
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La percepción del dólar como moneda fuerte contribuye a la adopción de stablecoins.
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Se piensa que Estados Unidos usará a las monedas estables como vía para evitar la desdolarización.
El uso de bitcoin (BTC) y otras monedas ha adquirido, en los últimos años, implicaciones significativas dentro de la economía mundial. Los reportes económicos de organismos y de empresas a nivel internacional lo demuestran, a medida que recopilan y reportan estadísticas sobre el tema de los activos virtuales, como los llaman.
El estatus geoeconómico y político de la criptomoneda aumenta al tiempo que más personas, a lo ancho y largo del mundo, se interesan por la novedosa tecnología, siendo Latinoamérica una de las regiones con más avances en la adopción.
Son varios los elementos que acercan a los países de esta parte del mundo a bitcoin. Resaltan factores como la inflación y la desbancarización. Se entiende que la mayoría de la gente quiere resguardar su dinero y ahorrar usando monedas distintas a la local, además de contar con alternativas para acceder a servicios financieros.
Es justo en ese proceso donde bitcoin pasa a competir con divisas como el dólar, la moneda tradicionalmente utilizada a nivel global y que, hasta ahora, ha sido la preferida de la gente. Esto, a pesar de que, como todo fíat, es un dinero controlado por el Estado.
En esa competencia saltan a la vista las particularidades del sistema de Bitcoin como un dinero digital que opera de forma independiente y paralela a cualquier gobiernor, aunque el énfasis se pone en que se trata de un activo volátil. Una característica que se menciona como desventaja frente a monedas como el dólar.
Surgen entonces las stablecoins como la solución, prometiendo -en primer lugar- resolver el problema de la volatilidad de bitcoin gracias a su paridad 1:1 con monedas como el dólar, el euro u otros activos. Se presentan como “monedas estables” (aunque en realidad no lo son) y comienzan a ganar terreno dentro del sector de las criptomonedas.
También ganan espacio bajo el argumento de que son semejantes al dólar, moneda que sigue siendo fuerte a pesar de la tendencia en ascenso hacia la desdolarización mundial.
Esta visión de fortaleza, sobre todo frente a monedas locales, es más potente en Latinoamérica. Los analistas resaltan la fuerte dependencia de los países de la región de la moneda estadounidense.
“En América Latina y el Caribe, la influencia y el dominio del dólar es casi total, si se compara con otras partes del mundo. Así, vemos que, en la esfera comercial, financiera y de inversiones la importancia del dólar representa el 94,2%”, según expone una investigación de la firma consultora EconomistVision.
Bajo esta perspectiva se comprende la visión positiva que tienen la mayoría de los latinoamericanos. Por ello, cuando les hablan de una stablecoin respaldada con esa moneda, piensan en un “dólar digital”. Perciben a las stablecoins como mejor que su moneda, aunque en realidad no lo son pues tienen la misma naturaleza inflacionaria y centralizada que privilegia a unos pocos.
Un ejemplo claro está en el proceso inflacionario que afecta la economía de Estados Unidos, tras la enorme impresión de dinero inorgánico que se hizo durante la pandemia de Covid.
En este punto es importante reiterar el carácter deflacionario de Bitcoin, una criptomoneda que, a diferencia del dólar, no se devalúa, y que a pesar de la volatilidad da ganancias a largo plazo.
El riesgoso auge de las stablecoins
La percepción positiva del dólar, y de otras monedas que se califican como fuertes, sigue presente en el imaginario colectivo y se traslada hacia las stablecoins.
Las estadísticas evidencian el creciente uso de estas monedas, principalmente en América Latina, inmersas como parte el ecosistema de Bitcoin. De ahí que, al hablar de la adopción de criptomonedas, muchos se confundan y crean que se trata de stablecoins.
Conozco de cursos y a asesores que recomiendan como parte de la estrategia de adopción el uso de las monedas estables. Aconsejan que se utilicen para evadir la volatilidad de BTC y refuerzan la idea de que equivalen al dólar.
Son precisamente esas dinámicas cotidianas las que ubican a stablecoins como tether (USDT) y USDC entre las más utilizadas en Venezuela, Brasil y Argentina, entre otros países.
Las personas sienten que poseer stablecoins es el equivalente a tener dólares, perdiendo el interés por el tema del uso del dinero como vía de control por parte de los Estados (o empresas); sin entender cuál es la verdadera ganancia de los sistemas descentralizados: independencia financiera.
Eligen entonces otro tipo de moneda centralizada, sujeta a decisiones de gobiernos o grupos, y enfrentándose a nuevos riesgos, más allá de la devaluación. Se vio en 2022 con la estrepitosa caída del proyecto de stablecoin TerraUSD, que generó grandes pérdidas entre sus inversionistas.
Las stablecoins y la “falsa evolución del dinero”
Es de esta forma cómo las stablecoins se convierten en un obstáculo para la verdadera adopción, porque su presencia ascendente se cubre con una fachada de innovación que no ayuda a entender la necesidad de utilizar dinero sin el “apoyo” de intermediarios.
Y aunque hay quienes consideran válido el uso de stablecoins como un puente para la adopción de bitcoin, la estrategia de mercadeo actual está dando más peso a las monedas estables.
No obstante, a pesar de se acepta la idea del puente, que le otorga un carácter transitorio al uso de estas monedas, se corre el riesgo de que las personas se queden en este nivel. Que teman dar un paso más allá, para mantenerse en el estándar centralizado conocido hasta ahora, lejos de la real evolución del dinero que representa el uso de una tecnología incensurable como la de Bitcoin.
Lo dijo Paolo Ardoino, CTO de Tether, cuando comentó que las stablecoins “deben ser un complemento a bitcoin”, no su reemplazo.
Pero un probable despliegue de proyectos de stablecoins por parte de bancos y empresas Fintech, entre los que ya destaca el reciente lanzamiento de PayPal, puede desmoronar la figura del complemento.
El peligro radica en presentar todos esos avances como “el futuro del dinero”, cuando realmente son solo una extensión del sistema financiero opresivo tradicional.
El riesgo es reconocido por el excontralor de la Moneda de EE. UU., Brian Brooks, quien junto al académico Charles Calomiris escribe lo siguiente en una publicación de The Wall Street Journal:
Las stablecoins son versiones digitales de tarjetas prepagas con el potencial de ser herramientas importantes del poder blando estadounidense, en un mundo donde el papel del dólar está siendo cuestionado.
Brian Brooks y Charles Calomiris
Los autores llaman la atención sobre un detalle importante y hasta ahora poco citado, señalando a las monedas estables como el principal mecanismo que puede ser usado por Estados Unidos para mantener al dólar como moneda de reserva mundial. Tratarían de evitar con estas monedas el avance del proceso de desdolarización.